Tras las fiestas de Navidad todas tenemos muy buenos propósitos para realizar ejercicio, perder esos dos kilos que hemos cogido en estas fiestas de opulencia y diversión con familiares y amig@s. Para que estos propósitos se cumplan yo aconsejo, además de una buena dieta depurativa o hipocalórica, un entrenador personal.
Y… ¿Por qué un entrenador personal?
1.Motivación:
Los entrenadores son fuente de motivación para seguir trabajando por tus objetivos.
2.Educación:
Ellos conocen el fin que hay detrás de cada movimiento, cada flexión, contracción muscular y abdominal que tú haces, y cómo te llevará hacia la consecución de tus objetivos.
3.Posición perfecta:
Cabeza en su sitio, espalda plana, abdomen tenso… Son algunas de las instrucciones que el entrenador te dará, tener una buena posición te ayudará a maximizar los movimientos y a evitar lesiones.
4.Seguimiento:
Tu entrenador personal está involucrado también en tu éxito y tú evolución. Cuando pierdas la confianza en ti misma, él estará allí para levantarte el ánimo y seguir adelante para poder lograr objetivos.
Quiero dar las gracias desde aquí a mi entrenador personal que me acompaña desde hace 10 años y con el que comencé en un estado físico pésimo tras una intervención quirúrgica. Él me ha enseñado que un poco cada día suma mucho año tras año. No hay que correr demasiado para llegar a la meta, llegas igual más despacio si realizas bien los ejercicios. Es mejor repetir bien tres veces un ejercicio que 10 veces mal… Él me ayuda a mantener mi cuerpo en forma y esto me ayuda a tener una mente sana «mente sana en cuerpo sano”. Esta es la clave de una buena calidad de vida por más tiempo.
¡Pruébalo!