«Las dietas ni fracasan ni triunfan. Son meras herramientas que la persona decide utilizar en algún momento de su vida para alcanzar objetivos como perder peso, sentirse mejor, comer más sano…»

En muchos casos las personas que inician una dieta no llegan a conseguir los objetivos planteados en su inicio. Existe un alto índice de abandono en la mayoría de casos, o bien, si se consigue el éxito es de forma temporal, de modo que en poco tiempo se vuelve a la situación inicial y es necesario empezar de nuevo, cada vez con más agotamiento y con más escepticismo. En los casos extremos, muchas personas recurrirán a dietas completamente desequilibradas que ponen en riesgo su salud.

Sin embargo, tan solo es necesario pensar que «hacer lo mismo nos llevará a los mismo resultados», para darnos cuenta que ha llegado el momento de analizar en profundidad qué factores están influyendo para que estas actitudes se repitan llevando al fracaso repetitivo.

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En primer lugar, el planteamiento «ponerse a dieta» es una auténtica trampa. Nuestro «yo consciente» ha decidido ponerse a dieta, pero nuestro «yo subconsciente» está saboteando esta decisión, planteando dos premisas no confesables:

  1. La primera premisa es: ¿cuándo voy a terminar esta dieta?, ¿qué excusas me pondré para saltármela?
  2. La segunda es: ¿por qué voy a sufrir comiendo cosas que no me gustan?

En estas condiciones, la probabilidades de éxito son pocas. En primer lugar, el ser humano se rebela ante las prohibiciones. En segundo lugar, las cosas que no son placenteras no suelen perpetuarse.
Y aquí está la clave: «si hacer lo mismo no nos ha llevado al éxito, entonces habrá que hacer cosas diferentes».

La propuesta que os hago es sencilla, pero a la vez muy poderosa:
– Desterrar la idea de «ponerse a dieta» y substituirla por «voy a cambiar mis hábitos alimentarios»
– Cambiar la idea impuesta «hacer dieta» por «elijo libremente cómo quiero comer»
– Eliminar la idea de «transitoriedad» por la idea de «evolución»
– Sustituir el sentimiento de «sufrimiento» por el de «placer».

Y para ello es fundamental hacer un abordaje integral. La nutrición no es un elemento aislado.

En poco tiempo percibirás que estás disfrutando de lo que haces, que estás comiendo más sano, qué te sientes mejor y que no quieres cambiar y volver a tus hábitos nutricionales antiguos.

Para comer saludablemente y con placer hay que cuidar cuatro aspectos mas de nuestra vida:
1. Cuerpo: Hacer un poco de ejercicio al día, andar, bailar, nadar…, ¡lo que más te divierta! y comer alimentos naturales, de muchos colores, en pequeñas cantidades y aderezados con hierbas aromáticas. Comemos con los cinco sentidos. Además hay que dormir bien, «el sueño es reparador»
2. Mente: Aumentar la agilidad mental, hacer cálculos matemáticos, sudokus, leer y plantearte retos asumibles, de menos a más
3. Espíritu: Aprender a relajarte, meditar, practicar la respiración abdominal
4. Emociones: Aprender a gestionar las emociones y aumentar la inteligencia emocional.

Con este cambio de estrategia el éxito está asegurado. No sólo conseguirás cambiar y optimizar tus hábtos nutricionales, los beneficios que puedes conseguir repercutirán en todos los aspectos de tu vida. La pequeñas acciones que se realizan de forma integral y armónica, logran grandes cambios satisfactorios y duraderos.

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