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La fiebre por verse mejor se dispara en otoño y después de las Navidades. Si estás pensando en hacerte un retoque médico-estético o pasar por el quirófano, antes de ir más allá valora dónde acudir y las posibles complicaciones. ¡Es vital para que el arreglo sea un éxito!

En primer lugar, siempre hay que tener  en cuenta que pueden existir otras alternativas. “Hay técnicas médico-estéticas no invasivas (como rellenos, bótox, hilos tensores, estimuladores del golearon..) que pueden ser muy efectivas a corto y largo plazo si están bien indicadas, si se empieza a una edad temprana y están ejecutadas por unas manos expertas y profesionales. Por otro lado, alguno de estos protocolos es un excelente complemento para mantener los efectos que se han logrado con algunas cirugías.  

Si has valorado estos tratamientos no quirúrgicos y prefieres la cirugía, antes de entrar a un quirófano debes conocer, tener en cuenta y valorar:

  1. Ponte en buenas manos. 

           ¿Cómo acudir a uno “de fiar”? Comprueba que esté acreditado en el colegio de médicos de tu                            Comunidad y que el centro o clínica disponga de todos los permisos  y autorizaciones de Sanidad (es                          obligatorio tenerlos a la vista de los pacientes)                                                                                                                                                                                                                    

  1. Busca atención personalizada. El facultativo responsable de la operación tiene que atenderte en todo momento. Desconfía si te atiende un comercial o una vendedora y te ofrece un producto Low Cost. Únicamente los médicos o cirujanos expertos podrán darte las expectativas adecuadas al tratamiento por el que te has interesado.
  1. Resuelve tus dudas. “En la primera consulta, el paciente se queda con un 40 % de la información. En cuanto sale por la puerta, piensa: ‘Tenía que haber preguntado…’. Lo mejor es hacer una lista y llevarla a la siguiente visita” para que el médico responsable pueda aclararte todos tus dudas.
  1. Valora los riesgos. Cualquier acto quirúrgico, por mínimo que sea, entraña peligros. “Además, si el sujeto, por ejemplo, tiene problemas de cicatrización habría que poner en la balanza si son mayores los beneficios o las contraindicaciones”.
  1. Pide un preoperatorio. Es imprescindible para certificar que gozas de buena salud. “Se pide un análisis de sangre, electrocardiograma, estudios de coagulación, se controla cómo funciona el riñón, e incluso en algunos casos se solicita una valoración psicológica, para detectar una patología mental que pudiera agravarse una vez realizada la cirugía”.
  1. Infórmate sobre el centro médico en la que se va realizar la operación. Nunca un profesional serio te va a operar en un domicilio ni en un local, siempre lo hará en hospitales o clínicas con certificación oficial (concedida por el Ministerio de Sanidad).
  1. Conoce los cuidados pre y postoperatorios. Es importante obedecer las indicaciones médicas, para minimizar el impacto de la intervención y tener un resultado satisfactorio. “El paciente dispone de un informe. En él se le dan instrucciones que varían en función de la zona tratada, para las diferentes fases del proceso: qué tipo de medicación precisa y cuál está excluida, si puede o no tomar el sol, qué gestos y tipo de movimientos se deben evitar, cuándo se podrá hacer vida normal…”.
  1. Conversa con tu médico: No te limites a escuchar, consulta. “Establece un diálogo sobre la técnica que se va a utilizar, los resultados de la intervención y las posibles complicaciones que se puedan derivar”.
  1. Cuidado con el autodiagnóstico. Lo que se quiere y lo que se puede conseguir  tiene que coincidir y, a veces, es imposible. A veces una paciente llega a la consulta con la foto de una celebrity y pide un “calco”, o detectas que quieren resolver un problema de insatisfacción personal (separación, falta de trabajo…) a través de una intervención. 
  1. Busca expectativas reales. Ningún médico riguroso y responsable  te va a prometer resultados que no se correspondan con la realidad. “No te fíes si te dan falsas esperanzas con el mensaje: el procedimiento es fácil y no requiere esfuerzo”
  1. Exige un consentimiento informado. Es un documento en el que el profesional elegido pone por escrito todo lo que ha explicado verbalmente, así como aquello a lo que él se compromete. “Lo ideal es que la persona lo tenga una semana o 10 días antes de la intervención. Así, podrá asimilar lo que ha firmado y tendrá tiempo para preguntar todas las dudas que hayan surgido durante ese periodo.

 

En Virtudestética trabajamos para informar y dar las expectativas adecuadas de todos nuestros tratamientos con profesionales formados y expertos.

 

¡OS DESEAMOS UNA FELIZ NAVIDAD!

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