Como bien sabéis, me encanta aprovechar al máximo el poquito tiempo libre que me permiten los congresos a los que asisto, para conocer nuevas ciudades y disfrutar de un paseo por sus calles.
En esta ocasión, aunque he tenido la suerte de estar en repetidas ocasiones en la bella y elegante ciudad de Montecarlo, he podido hacer un recorrido algo más extenso por la ciudad y disfrutar de todo su encanto.
Montecarlo es una ciudad muy limpia y elegante en la que se pueden contemplar maravillosas vistas desde sus múltiples miradores. Destacan los impresionantes contrastes entre la majestuosa montaña a un lado y al otro el inmenso mar que acoge la concentración de los yates más grandes y caros de mundo.
En sus calles se respira auténtico lujo y glamour, y a cada paso, se pueden encontrar tiendas de las marcas más exclusivas del mundo y los coches más caros, como si se tratara de una exposición.
Sus gentes son muy amables y su trato es cordial y súmamente exquisito, puedo decir que en toda mi estancia me encontrépersonas muy educadas y ¡muy poco ruidosas!
Me gusta visitar la ciudad de Mónaco, pero no la escogería para vivir. Yo la comparo con los conceptos de belleza estática y belleza dinámica de las personas. Por ejemplo, hay personas que son muy fotogénicas (belleza estática) pero que en movimiento pierden su encanto y otras, sin embargo, tienen una belleza dinámica por que aunque en las fotos no nos parezcan atractivas cuando las vemos en movimiento u hablando sí nos lo parecen. Creo que esto es aplicable a las ciudades, algunas son bellísimas en fotos y luego decepcionan por sosas o poco acogedoras, sucias o sin vidilla y otras que no nos parecen tan atractivas luego las visitas y son encantadoras y muy interesantes de recorrer y adentrarse en ellas.
Para mi Mónaco es una belleza de estática, a pesar de que está en continuo movimientoorganizando toda clase de eventos como torneos de tenis en pistas de quita y pon que realizan en puertos deportivos con el mar y los yates al fondo, carreras de coches en pleno centro de la ciudad, congresos en su palacio de congresos frente al mar con unas vista incomparables, etc. Montecarlo es perfecta como ciudad de vacaciones de lujo y por un espacio de tiempo limitado, pero difícil para vivirlo cada día , y día tras día, al menos para mi.