Ahora que ya lo tenemos todo casi a punto para la celebración de estas fiestas quiero dedicar mi último post antes de vacaciones a una persona muy especial, se llama Aynalem y es la madre de un niño que apadrino y que recientemente incorporamos a nuestra familia.

MEDITERRÁNEA ONG me hizo llegar la historia del niño, y aunque tengo una hija, como ya sabéis y siempre me siento más próxima a las niñas, me decidí a apadrinar al pequeño porque su madre lucha cada mañana por él, a pesar de tener el virus de la SIDA y faltarle una pierna a causa de un accidente. Ella no puede trabajar y dependen de los ingresos que MEDITERRÁNEA ONG les hace llegar.

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En casa nos sentimos orgullosos de ser capaces de llevar esa ayuda a ese hogar. Y a pesar de estar tan lejos de Addis Abeba, Etiopía, siento que desde aquí contribuyo a apoyar la fuerza de Aynalem, y me siento realmente muy agradecida de poder contribuir a hacer realidad su esperanza, mes tras mes.

Además desde MEDITERRÁNEA ONG me cuentan la evolución de Bamlak, quien estudia y progresa en la escuela de Abugida, y eso es un gran mérito del pequeño.

Sé que mi ayuda no es enorme, pero entre todos podemos lograr que llegue un poco de esperanza a algún hogar, esté donde esté.

¡Y eso sí es un gesto bello!

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