La organización es básica para alcanzar cualquier objetivo y, además, contribuye a disminuir el número de imprevistos que pueden surgir mientras lo logramos. Enero y la llegada del nuevo año, son el momento ideal para establecer una buena planificación del año que, acompañada de mucha voluntad y optimismo, nos permitirá tener éxito en aquello que nos propongamos. Por eso, me gustaría apuntar 4 tipos que para mí resultan básicos a la hora de planificar mi día a día, tanto laboral como profesional:
– Márcate objetivos realistas para poder cumplirlos. Y si son muy ambiciosos, es recomendable dividirlos en otros más pequeños para que sean más alcanzables y así no los abandonemos rápidamente. También es importante empezar cuanto antes con ellos porque la acción precede a la motivación, así que en cuanto antes comencemos, más fácil será seguir con ello. Y sobretodo: terminar todo lo que se empieza. Mejor hacer poco pero bien hecho.
– En tiempos de crisis es indispensable administrar muy bien el dinero. Es importante separar lo que va a ir destinado para gastos fijos y después decidir qué hacer con lo que queda. También es importante no hacer compras compulsivas sino centrarnos en lo que realmente se necesita y guardar una pequeña cantidad para posibles imprevistos.
– Nunca dejes de dar importancia a tu imagen, ya que es la primera impresión que se lleva la gente de ti. Eso implica cuidar tu aspecto, pero también tus palabras y tus actos, tu trato hacia los demás… ah! Y muy importante vigilar nuestras publicaciones en las redes sociales, no es necesario anunciar todos nuestros planes.
– Adquirir confianza y seguridad en nosotros mismos es la clave para empezar el año con toda la energía positiva posible y conseguir todo lo que deseamos. Es fundamental no dejarse llevar por el desánimo: por cada noticia negativa que nos llegue, buscar otra positiva para contrarrestar.
Ahora ya sabes, coge papel y lápiz y a planificar el año. Recuerda que tienes por delante 12 meses de nuevas oportunidades.