Teniendo en cuenta que a lo largo de la vida hay una gran cantidad de personas que nos hacemos intolerantes a la lactosa de la leche de vaca, bien merece la pena aclarar qué tipo de leches son las más saludables.

La especie humana es la única del reino animal que sigue consumiendo leche en edad adulta Esta costumbre es reciente, relativamente. Los humanos empezamos a introducir la leche de vaca en la dieta de los adultos hace tan sólo 6000 años, cuando en Mesopotamia el hombre dejó de ser nómada para convertirse en agricultor y ganadero. Nuestros genes no se han adaptado todavía a este cambio tan radical en los hábitos alimentarios, y el precio es la incapacidad, total o parcial, para digerir la lactosa.

Culturalmente estamos acostumbrados a beber leche. Nos han dicho que tiene mucho calcio y es necesaria para los huesos. Y es verdad, es necesaria durante el periodo infantil, hasta los cuatro años aproximadamente. Aunque, la mejor leche para un bebé, sin duda, es la leche materna.

Sabemos que el calcio se asimila mejor cuando la proporción de calcio/fósforo es de 2:1. Aunque es cierto que la leche tiene altos contenidos de calcio, también los tiene de fósforo, no respeta esta relación 2:1 y, por tanto, no se asimila adecuadamente el calcio contenido en la misma.

Por otra parte, debemos tener en cuenta cómo se han alimentado las vacas lecheras, con piensos, antibióticos, hormonas, substancias químicas…, que, naturalmente se eliminan por la leche, que luego consumimos.

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La leche de vaca es rica en agua, proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales, especialmente el calcio. Esto es una evidencia que no podemos negar. Pero también es cierto que es carente en fibra, tiene mucha grasa, su azúcar (la lactosa) es de difícil digestión y el calcio que contiene no es tan biodisponible, ya que no tiene la relación 2:1 respecto al fósforo. Algunos estudios la relacionan con el aumento de la inflamación crónica, el envejecimiento y la enfermedad.

La lactasa es la enzima que hidroliza (digiere) el azúcar de la leche denominada lactosa. Esta enzima, pierde su actividad en el intestino humano entre la edad de un año y medio y cuatro años. Esto explicaría los problemas que tienen muchas personas para digerir la leche. Esta situación se conoce con el nombre de «intolerancia a la lactosa».

Hay personas que manifiestan esta intolerancia con síntomas evidentes. Generalmente se puede confirmar mediante unos análisis. Pero hay un grupo grande de personas en las que los síntomas no son tan evidentes. Refieren molestias inespecíficas de tipo digestivo, sin relacionarlo explícitamente con el consumo de leche de vaca. Esta intolerancia puede causar, tanto problemas digestivos, como alergiasasma, dermatitis y alteración del sistema inmunitario.

Afortunadamente tenemos como alternativa las leches vegetales.. En culturas asiáticas se consume leche de soja de forma habitual. Tiene bajo contenido en sodio, no tiene colesterol y es rica en aminoácidos esenciales (no recomendable en niños en desarrollo por su contenido en fitoestrógenos, o estrógenos vegetales, que podrían interferir en su desarrollo hormonal). Pero muy recomendable en personas con problemas cardiovasculares, diabéticos y mujeres en período menopáusico.

La leche de soja, junto con la leche de sésamo, es muy rica en lecitina, alimento energético. La leche de espelta contiene proteínas de buena calidad. La leche de castañas es muy energética, fácil de digerir y rica en vitamina C. La leche de coco es diurética y tiene un alto contenido en fibra. La leche de semillas de calabaza es rica en ácidos grasos esenciales, zinc, vitamina A y E, magnesio, fósforo y hierro. La leche de chufa, conocida como «horchata» es antioxidante, energética, no contiene sodio.

La leche de arroz, digestiva y refrescante. La leche de almendras, pobre en sodio y rica en potasio, proporciona un buen aporte de calcio y fósforo. La leche de avellanas contiene un alto contenido en L-Arginina y ácido fólico., calcio, fósforo y otros minerales.

Como características generales de las leches vegetales destacamos que son aptas para intolerantes a la lactosa, apropiadas para alérgicos a la proteína de la vaca (caseína, albúmina, globulina), fáciles de asimilar, contienen menos grasa y la que tienen es esencial, su naturaleza y proceso preservan sus nutrientes, mejoran el sistema circulatorio, venoso, inmune, actividad mental…

De todas las leches vegetales, la que contiene mayor contenido de calcio es la de almendras. Pero todas ellas suelen estar suplementadas con calcio biodisponible, que se va a asimilar con facilidad. Podemos consumirlas a cualquier edad (excepto la de soja, a partir de la adolescencia) y son realmente beneficiosas para la salud.

La información permite que podamos elegir con libertad.

Pero si decidís seguir tomando leche de origen animal, es necesario saber que es mejor la de cabra, porque se digiere mejor y, en todo caso, los preparados en forma de yogur, porque tienen parcialmente hidrolizada la lactosa, se digieren mejor y son fuentes de probióticos.

Si la preocupación es por el aporte de calcio, las leches vegetales contienen calcio y, además, son suplementadas con los requerimientos de calcio recomendados.

El consejo es tomar medio litro al día de leche vegetal, la que más te guste, puedes combinarlas y disfrutar de la variedad de sabores. Como «efecto colateral» vas a ingerir muchos antioxidantes que van a mejorar y potenciar tu salud y te vas a sentir ligero como una pluma.

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